SALLENT DE GÁLLEGO PARECE BOGOTÁ
Feliz año queridos amigos/as. Ya estoy de nuevo en la batalla, levantándome a horas intempestivas, con algunos kilos de más y con ganas de que los Reyes Magos me traigan los mil millones de euros que he pedido. Estoy comvencido que no me traerán tanto por tres razones. Primero porque no he sido tan bueno, segundo, porque cargar con tanto dinero desde el Lejano Oriente es una faena para los camellos y tercero porque hay que tener en cuenta los sobornos porque, convencer a funcionarios de que dejen pasar a tres tíos disfrazados con camellos con la que está cayendo con lo de los terroristas, pues les va a acarrear algunos "milloncejos".
Hoy les voy a hablar de dos restaurantes muy interesantes enclavados en un pueblo llamado Sallent de Gállego, cerca de la estación de esquí de Formigal y que, les advierto, es mejor que no vayan porque me temo que ya no cabemos tantos.
El primero se llama CASA JAIMICO, http://www.lospirineos.com/asadorcasajaimico/. Unos amigos míos estuvieron discutiendo sobre el color de la madera que decora el restaurante y les puedo asegurar que con un Magnum Enate Cabernet- Merlot 2006 -notas de fruta y cueros viejos, paso en boca agradable pero poco persistente- la discusión pasó a ser muy divertida. Creo que al final decidimos que no era provenzal sino blanco roto o sucio con toques plomizos -uno seguía insistiendo en el provenzal en la misma proporción que la cantidad alcohólica ingerida-.
El micuit de foie es exquisito y el arroz meloso de boletus y confit de pato está para enmarcar. La ensalada de gulas no aporta gran cosa pero sí un chuletón del Pirineo Aragonés, sápido y limpio aunque en esta ocasión era un poco más burdo que el del año pasado. Magnífica presentación de todos los platos y un servicio acogedor y muy, muy amable.
El segundo de los lugares se llama CASA MARTÓN, Plaza de Valle de Tena 26 nº 6, 22640 Sallent de Gállego, tlf 974 48 82 51. El lugar es curioso por los propietarios que lo habitan. Carlos es un magnífico anfitrión pero si les digo la verdad, todavía no sé cómo suena su voz después de parar por allí seis años. Escucha todo con atención, nunca te dice que no a a nada -lógicamente- pero no le pidan que tome alguna iniciativa porque su sangre debe fluir como la de los personajes del anuncio de MALIBÚ.
El comedor es pequeño pero agradable. Las alcahofas son un verdadero espectáculo y el solomillo verdadera mantequilla. El chuletón es más basto que el de Casa Jaimico pero igual de sápido y tierno. Hacen todas las carnes a la brasa y eso hace que junto al vino LAUS RESERVA 2005 -Vino de la DO Somontano, bien ensamblado, con notas balsámicas y regaliz negro, un must que hay que degustar cuando uno viaje por esos lares- y el paisaje nevado hace que pienses que el paraíso puede esperar.
En cuanto a la foto que decora este post la obtuvo un buen amigo con una cámara multidisciplinar -qué significa?, ni idea pero mola la palabra no?-que me sirve para hablarles de dos vinos excepcionales.
El primero se llama ALIÓN cosecha 2005. Como puede observar tomamos dos botellas que nos sentaron muy bien. Es de la legendaria bodega Vega Sicilia. Han tenido el detalle de pensar en los mortales como un servidor puedan degustar un vino procedente de sus viñedos a un precio "razonable". La verdad es que decanté el vino una hora y media antes de su consumo pero la primera copa nos pareció a todos que todavía se encontraba "verde", le faltaba más oxigenación pero luego creció y creció hasta un punto sublime. En nariz es un vino complejo, lleno de matices con notas de vainilla, torrefactos, frutos negros, algo de cuero y eno fresco. En boca es graso, redondo, con una gran retronasal y persistente. Para mí es un vino ideal para tomar con chocolate terminada la cena.
El segundo se llama FELIX CALLEJO 2004 SELECCIÓN DE VIÑEDOS DE LA FAMILIA. Uno de mis amigos me recomendó enfervorecido este vino. Lo catamos juntos en Bruselas junto a un foie y unos quesos lugareños y el resultado fue la emoción en estado puro. Un color cereza intenso con ribetes violáceos maravillosos, nariz elegante, complejo, floral -incluso mi amigo sacó el olor de pétalo de rosa rosa -compréndale por favor, es sumillier- y lleno de frutos negros. En boca de nuevo el paraiso, carnoso, sápido que junto a su acidez perfecta, hacía que tuvieras una sonrisa de niño estrenando las botas de Ronaldo. Yo no soy partidario de las puntuaciones pero el Sr. Robert Parker le puso una puntuación de 98, casi perfecto, aunque para mí ya lo es gracias a los dos momentos gloriosos que me ha hecho pasar -el segundo en Sallent junto a mi acompañante-.
Por último, quiero recomendarles el champagne GH MUMM rosé. No soy un gran entendido en la materia, pero fue la mejor manera de brindar por el Año nuevo que espero nos traigan nuevas sensaciones, nuevos descubrimientos y ante todo la felicidad.
PD: Pensaba en unos amigos colombianos de adopción que dicen que en Bogotá llueve muy pero que muy a menudo. Les llamé para que se pasaran por Sallent de Gállego por si tenían morriña...
1 comentario
Angel Maldonado -
Todo un placer divertido leer tus aventuras culinarias y cuánto deseo formar parte de ellas en un futuro no muy lejano.
Mucha ilusión y mucha fuerza.